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comé, viví, respirá azulgrana
 
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 Un cuento de Fontanarrosa

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MensajeTema: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime15/2/2007, 11:41 am

Bueno, este es un cuento que lei hace poco del Negro Fontanarrosa y queria compartirlo con ustedes, espero que les guste:

A un costado de la cancha había yuyales y, más allá, el terraplén del Ferrocarril.. Al otro costado, descampado y un árbol, bastante miserable. Después, las otras dos canchas, la chica y la principal.

Y ahí, debajo de ese árbol, solía ubicarse el viejo. Había aparecido unos cuantos partidos atrás, casi al comienzo del campeonato, con su gorra, la campera algo raída y gris, la camisa blanca cerrada hasta el cuello y la radio portátil en la mano. Jubilado, seguramente, no tendría nada que hacer los sábados por al tarde y se acercaba al complejo para ver los partidos de la Liga.

Los muchachos primero pensaron que sería causalidad pero, al tercer sábado en que lo vieron junto al lateral ya pasaron a considerarlo hinchada propia. Porque el viejo bien podía ir a ver los otros dos partidos que se jugaban en las canchas de al lado, pero se quedaba ahí, debajo del árbol, siguiéndolos a ellos.

Era el único hincha legítimo que tenían, al margen de algunos pibes chiquitos; el hijo de Norberto, los dos de Gaona, el sobrino del Mosca; que desembarcaban en el predio con los mayores y corrían a meterse entre los cañaverales apenas bajaban de los autos.

-Ojo con la vía –alertaba siempre Jorge, en tanto se cambiaban-.

-No pasan trenes, casi –tranquilizaba Norberto-. Y era verdad, o pasaba uno cada muerte de obispo, lentamente y metiendo ruido.

-¿No vino la hinchada? –ya preguntaban todos, al llegar nomás, buscando al viejo- ¿No vino la barra brava?

Y se reían. Pero el viejo no faltaba desde hacía varios sábados, firme debajo del árbol, casi elegante, con un cierto refinamiento en su postura erguida, la mano derecha en alto sosteniendo al radio minúscula, como quien sostiene un ramo de flores. Nadie lo conocía, no era amigo de ninguno de los muchachos.

-La vieja no lo debe soportar en la casa y lo manda para acá –bromeó alguno-.

-Por ahí es amigo del referí –dijo otro-. Pero sabían que el viejo hinchaba para ellos de alguna manera, moderadamente, porque lo habían visto aplaudir tras la victoria, un par de partidos atrás, cuando le ganaron a Olimpia Seniors.

Y ahí, debajo del árbol, fue a tirarse le Soda cuando decidió dejarle su lugar a Eduardo, que estaba de suplente, al sentir que no daba más por el calor. Era verano y ese horario para jugar era una locura. Casi las tres de la tarde y el viejo ahí, fiel, a unos metros mirando el partido.

Cuando Eduardo entró a la cancha, casi a desgano, aprovechando para desperezarse cuando levantó el brazo pidiéndole permiso al referí; el Soda se derrumbó a la sombra del arbolito y quedó bastante cerca del viejo, como nunca lo había estado, porque el viejo no había cruzado jamás una palabra con nadie del equipo. Pudo apreciar, entonces, el Soda, que el viejo tendría unos setenta años, era flaquito, bastante alto, pulcro y con sombra de barba. Escuchaba la radio con un auricular y en la otra mano sostenía un cigarrillo con plácida distinción.

-¿Está escuchando a Central Córdoba, maestro? –medio le gritó el Soda, cuando hubo recuperado el aliento, pero siempre recostado en el piso-. El viejo giró para mirarlo. Negó con la cabeza y se quitó el auricular de la oreja.

-No –sonrió-. Pareció que la cosa quedaba ahí. El viejo volvió a mirar el partido, que estaba áspero y empatado –Música- dijo después, mirando de nuevo al Soda.

-Algún tanguito –probó el Soda-.

-Un concierto. Hay un buen programa de música clásica a esta hora.

El Soda frunció el entrecejo. Ya tenía una buena anécdota para contarle a los muchachos y la cosa venía lo suficientemente interesante como para continuarla. Se levantó resoplando, se bajó las medias y caminó despacio hasta al lado del viejo.

-Pero le gusta el fútbol –le dijo- por lo que veo.

El viejo aprobó enérgicamente con la cabeza, sin dejar de mirar el curso de la pelota, que iba y venía por el aire, rabiosa.

Lo he jugado. Y, además, está muy emparentado con el arte –dictaminó después-. Muy emparentado.

El Soda lo miró, curioso. Sabía que seguiría hablando, y esperó.

-Mire usted nuestro arquero –señaló el viejo, efectivamente, hacia De León, que estudiaba el partido desde su arco, las manos en la cintura, todo un costado de la camiseta cubierto de tierra-. La continuidad de la nariz con la frente. La expansión pectoral. La curvatura de los muslos. La tensión en los dorsales –se quedó un momento en silencio, como para que el Soda apreciara aquello que él le mostraba-. Bueno... Eso es la escultura...

El Soda adelantó la mandíbula y osciló levantó levemente la cabeza , aprobando dubitativo.

-Vea usted –el viejo señaló, ahora, hacia el arco contrario, a donde estaba por llegar un corner –el relumbrón intenso de las camisetas nuestras, amarillo cadmio y una veladura naranja por el sudor. El contraste con el azul de prusia de las camisetas rivales, el casi violeta cardenalicio que asume también ese azul por al transpiración, los vivos blancos como trazos alocados. Las manchas ágiles ocres, pardas y sepias y siena de los muslos, vivaces, dignas de un Bacon. Entrecierre los ojos y aprécielo así... Bueno... Eso, es la pintura.

Aún estaba el Soda con los ojos entrecerrados cuando el viejo arreció.

-Observe, observe usted esa carrera intensa entre el delantero de ellos y el cuatro nuestro. El salto al unísono, el giro en el aire, la voltereta elástica, el braceo amplio en busca del equilibrio... Bueno... Eso, eso es la danza.

El Soda procuraba estimular sus sentidos, pero sólo veía que los rivales se venían con todo, porfiados y que la pelota no se alejaba del área defendida por De León.

-Y escuche usted, escuche usted... –lo acicateó el viejo, curvando con una mano el pabellón de la misma oreja donde había tenido el auricular de la radio y entusiasmado tal vez al encontrar, por fin, un interlocutor válido- ...la percusión grave de la pelota cuando bota contra el piso, el chasquido de la suela de los botines sobre el césped, el fuelle quedo de la respiración agitada, el coro desparejo de los gritos, las órdenes, los alertas, los insultos de los muchachos y el pitazo agudo del referí...Bueno... Eso, eso es la música...

El Soda aprobó con la cabeza. Los muchachos no iban a creerle cuando él les contara aquella charla increíble con el viejo, luego del partido, si es que les quedaba algo de ánimo, porque la derrota se cernía sobre ellos como un ave oscura e implacable.

-Y vea usted a ese delantero... –señaló ahora el viejo, casi metiéndose en la cancha, algo más alterado- ...ese delantero de ellos que se revuelca por el suelo como si lo hubiese picado una tarántula, mesándose exageradamente los cabellos, distorsionando el rostro, bramando falsamente el dolor, reclamando histriónicamente justicia... Bueno... Eso, eso es el teatro...

El Soda se tomó la cabeza.

-¿Qué cobró? –balbuceó, indignado-.

-¿Cobró penal? –abrió los ojos el viejo incrédulo. Dio un paso al frente, metiéndose apenas en la cancha-. ¿Qué cobrás? –gritó después, desaforado-. ¿Qué cobrás, referí y la reputísima madre que te reparió?

El Soda lo miró, atónito. Ante el grito del viejo parecía haberse olvidado, repentinamente, del penal injusto, de la derrota inminente y del mismo calor. El viejo estaba lívido mirando el área, pero enseguida se volvió hacia el Soda, tratando de recomponerse, algo confuso, incómodo.

-...¿Y eso? –se atrevió a preguntarle el Soda, señalándolo-.

-Y eso... –vaciló el viejo, tocándose levemente la gorra- ...Eso es el fútbol.
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ArielCuervo
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MensajeTema: Re: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime15/2/2007, 11:52 am

Buenisimo MOTOR!!!
Gracias por compartir esto con nosotros; q bien saben expresar el futbol aquellos q lo sienten como nosotros...
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MensajeTema: Re: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime15/2/2007, 12:55 pm

ESPECTACULAR! Magnífico, un grande Fontanarrosa. Un grande de grandes.
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MensajeTema: Re: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime15/2/2007, 1:12 pm

muy bueno motor....

ya q estamos en la seccion literaria Razz pego este de alejandro dolina.

instrucciones para elegir en un picado.


Cuando un grupo de amigos no enrolados en ningún equipo se reúnen para jugar, tiene lugar una emocionante ceremonia destinada a establecer quiénes integrarán los dos bandos.

Generalmente dos jugadores se enfrentan en un sorteo o pisada y luego cada uno de ellos elige, alternadamente a sus futuros compañeros. Se supone que los más diestros serán elegidos en los primeros turnos, quedando para el final los troncos. Pocos han reparado en el contenido dramático de estos lances. El hombre que está esperando ser elegido vive una situación que rara vez se da en la vida. Sabrá de un modo brutal y exacto en qué medida lo aceptan o lo rechazan. Sin eufemismos, conocerá su verdadera posición en el equipo. A lo largo de los años, muchos futbolistas advertirán su decadencia, conforme su elección sea cada vez más demorada.

Manuel Mandeb, que casi siempre oficiaba de elector, observó, que sus decisiones no siempre recaían sobre los más hábiles. En un principio se creyó poseedor de vaya a saber que sutilezas de orden técnico, que le hacían preferir compañeros que reunían ciertas cualidades.

Pero un día comprendió que lo que en verdad deseaba, era jugar con sus amigos más queridos. Por eso elegía a los que estaban más cerca de su corazón, aunque no fueran tan capaces.

El criterio de Mandeb parece apenas sentimental, pero es también estratégico. Uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán. Un equipo de hombres que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los extraños o los indeseables
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Juanma
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MensajeTema: Re: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime15/2/2007, 1:52 pm

NEGRO IDOLO!!!!!!!! :hdasd:
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MensajeTema: Re: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime15/2/2007, 2:55 pm

Bueno, que bien que les gusto, retrata un poco este deporte que nos gusta tanto a todos, puse este porque es cortito, voy a tratar de encontrar uno que es el mejor que lei en mi vida, de canallas y leprosos, pero la intensidad con la que te lo cuenta, la pasion que tiene el tipo es impresionante, cada vez que lo termino de leer me hace sentir que estoy en la cancha en un partido como el ultimo contra independiente por ejemplo.
Este que puse se llama "Viejo con arbol", el que quiero poner y si no lo encuentro se los recomiendo se llama "19 de diciembre de 1971"
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MensajeTema: Re: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime15/2/2007, 3:20 pm

es buenisimo
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MensajeTema: Re: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime16/2/2007, 12:18 pm

Espectacular el cuento de Fontanarrosa, un maestro con todas las letras.

alecaslanqn escribió:
Un equipo de hombres que se respetan
y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los extraños o los indeseables


Esa frase Ale, me hace acordar al Club Unión de acá de Mar del Plata, que en una de sus paredes la tiene escrita. La verdad que es verdadera,

Saluti
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MensajeTema: Re: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime16/2/2007, 1:06 pm

Que grande!!
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MensajeTema: Re: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime16/2/2007, 1:19 pm

solamente espectacular
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MensajeTema: Re: Un cuento de Fontanarrosa   Un cuento de Fontanarrosa Icon_minitime

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