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Celta 0 - Alavés 1Wesley firma el pase del Alavés a octavos
Los vitorianos dieron una lección de fútbol al Celta Ana Moreno
Desde el primer minuto, el Celta salió con la lección aprendida, sabía lo que tenía que hacer. Los celestes no tienen muy buenos recuerdos del equipo de Vitoria. En el último encuentro entre ambos, de Copa del Rey, los gallegos perdieron, y en esa misma temporada descendieron a Segunda. Pero aún así, sabía a lo que venía, sólo que a los cinco minutos se le empezó a olvidar.
El Celta empezó a presionar, a tomar el control del partido, pero poco dura la alegría en casa del pobre y el Alavés, que se había dado cuenta de lo que tenía entre manos, de que el partido estaba de su lado, porque el resultado “le favorecía”, empezó a copiar a su rival, y comenzó a imponerse en el juego.
El equipo de Fernando Vázquez se hizo con la posesión del balón sin acierto en sus disparos. Disponía de faltas peligrosas que no supieron aprovechar. La primera falta de los celestes seria llegó en el minuto diez. El ex jugador del Alavés, Nené, tiró una falta que desvió Casar. Y tras esta otras cuantas más. Pero ninguna llegaba a buen puerto.
Los de Cos, que habían salido con su segunda equipación, rayas negras y amarillas, se alimentaban sólo de las faltas que recibía pero esta noche ninguno estaba acertado. Tenían el partido a su favor, así que se centraron en tapar los huecos para no dejar al Celta ni una sola ocasión. Y acertaron. Demasiadas faltas sancionadas pero merecía la pena, los de Vigo seguían sin marcar.
Lequi y Pablo García se rompen y con ellos los esquemas de Vázquez
Se notaba de lejos la prisa que tenían los azules por marcar un gol. Tenían la derrota de cara y eso se notaba en los resoplidos de su técnico, que llegaba con el dibuja planeado y para no encontrarse con sorpresas. Pues las tuvo. En el minuto 24 de la primera parte se rompió Lequi, tras una pelea por el balón. El central pidió el cambio y Vázquez que no dejaba de resoplar. Esto le cambió los esquemas y tuvo que sacar a Canobbio para ponerle por delante.
En el 44 llegaba la tensión al partido que falta le hacía. Astudillo amagó con sacar el brazo en su propia área para sacar un balón, lo que no tuvo mayor trascendencia.
Y Vázquez que se la volvía a encontrar. No ganaba para sustos. Pablo García se empezaba a quejar de la pierna y tuvo que ser reemplazado por Iriney.
El Celta que se empezaba a poner nervioso al ver que el partido se le iba, y el Alavés que comenzaba a encontrarse más cómodo todavía.
Gol inesperado en el minuto uno
Con la segunda parte, la emoción se dejó ver por el campo, y con ella, el primer gol de los de Cos. En el minuto uno, el Alavés se cansó de rondar el balón. En una falta, Wesley se la encontró en el área y logró el primero del encuentro para los visitantes.
De todo se le estaría pasando a Vázquez por la cabeza y lo evidenció en el cambio que hizo. Sacó a su delantero estrella, Baiano, por Nené que veía como el equipo se le iba sin darse cuenta.
Llegaba el minuto 13 y al Celta le empezaban a entrar las prisas pero no demostraba lo suficiente. Jugaba lo justo y peleaba lo mínimo. El Alavés ya tenía lo que quería y le bastaba con el gol para pasar a octavos. El Celta lo intentaba pero sin acierto. Aún así faltas a favor, todas y más, oportunidades infinitas pero este equipo de primera está demostrando que no sabe a lo que juega, y que hoy el Alavés le ha dado más de una lección, por pelea y lucha.
En el minuto 35 llegó el penalti a Balaídos. El Alavés se conformaba con lo que tenía y lo desaprovechó. Esteban, el mejor del partido, volvía a hacer otro paradón de los tantos que llevaba en los 90 minutos de juego. Fue lo único bueno con lo que se encontró el Celta.
Durante los últimos minutos y hasta el final, el Celta tuvo todas las de ganar, por oportunidades, pero volvió a demostrar ante los de Chuchi Cos que no pueden con ellos, y mucho menos en Copa, que un equipo de Segunda era esta vez mucho para ellos. El Alavés se llenó de oportunidades y con menos presión, por el 0-1 a favor, también se llenó de gloria.
Los vitorianos volvían a ganar al Celta (sin casi esfuerzo) una vez más y con ello el pase a octavos de la Copa del Rey.